El Plano de Los Sueños

El Plano de Los Sueños

Querida Carmen Teresa:

Seis meses interminables han transcurrido desde la ultima vez que nos vimos. Añoro el pulso eléctrico de tus rizos cobrizos al tocar mi piel, el calor de labios atormentados por la pasion, y el ritmo profetico de tu respiración.

El silencio de la noche es la araña violinista escondida en las grietas y rincones de difícil acceso, de ahí su nombre común, araña del rincon. La más peligrosa de las arañas, ya que su mordedura produce severas reacciones sistémicas e incluso la muerte. Mi estado mental y emocional semeja la hinchazón de su picadura mortal.

El Quijote de Cervantes, el Paraiso de Lezema, Los Pasos Perdidos de Alejo Carpentier, los Tres Triztes Tigres de Guillermo Cabrera Infantes, la Odisea de Homero, el Infierno de Dante, el Amor en los Tiempos de Colera de Gabriel Garcia Marquez, Dona Barbara de Romulo Gallegos, el Lazarillo de Tormes de un autor desconocido, la Dama Boba de Lope de Vega, Maximina de Armando Palacio Valdes, Mrs. Dallaway de Virginia Woolf, Las Guerrilleras de Monique Wittig, el mundo cubista de Gertrude Stain y el Conocimiento de uno Mismo de Krishnamurti, me observan de pie. En fila, en orden albhabetico, apprisionados los unos contra los otros con los ojos brotados como soldados en el paredon, los libros me acozan desde las repisas caoba cubiertas de polvo.

Los libros mohosos con orejas de perro adormecido vigilan mis pasos. La vida sin letras, libros, arte, musica filosofía es un mero listado de guerras, conquistas y batallas. ¿Que seria de las artes si estuviésemos exonerados de capacidad para sentir o amar? ¿Y de que me sirven la sarta de libros, el abecedario, los verbos si no te puedo conjugar?

En un silencio que grita a puro pulmón, soy la barca a la deriva en la mar insolita de tu rechazo.

La recamara no es la misma, Carmen Teresa. Las cuatro paredes blancas e insipidas de tu ausencia corroen mi corazón con la misma insistencia que el molusco devora los pilares del muelle en el embarcadero, bajo el agua, con el sifón extendido para poder respirar.

El lecho impregnado con la tinta del abandono me sofoca.  Se me hace repugnante undirme en la almoada de plumas, cubrir mi esfinge con sabanas de fría seda injectadas con el vaho indeleble de tu indiferencia. A fin de cuentas, la seda no es mas que el vomito de un gusano superdotado.

Trato de olvidarte sumergiéndome en el mundo de las Amazonas de Wittig.  Y cada historia, cada ecsena, cada montage, cada poema, cada palabra, detalla aspectos epicos de mi existencia, de nuestra relación, como si atravez de los siglos los maestros de la literatura, el arte, y la música solo se hayan preocupado de escribir, pintar, esculpir, componer acerca de nuestro idilio.

 Como si les temieran por doquier, en todos los idiomas y en todas las geografías, las memorias vuelan en la noche inprenetable montadas en sus escobas.

Tal vez sea yo quien en mi busqueda comienzo a vivir las historias de los grandes maestros. Con los pies al borde del abismo, me entrego a la melancolía de los violines Gitanos de Lehar.

En las páginas de estos libros, en la fotografia, vivo la vida que se me antoja. Rechazo la realidad agobiante de tu partida. Pinto las horas con una odisea epica, larga y tendida, repleta de sirenas tentadoras, labios semi-abiertos, y ninfas encantadoras, como los poemas de Homero.  Cada segundo es una aventura, un peregrinar, una busqueda perenne como la del Quijote de Cervantes en busca de Dulcinea.

Al hundirme en este lecho de recuerdos, los retratos llenos de sonrisas se burlan. El brillo del cryztal de bohemia se esconde en las luces apagadas. Me convierto en un camino de cuentos–cuentos de amor en tiempos de depresion, cuentos de soledad, cuentos que dan risa, cuentos que dan colera, y cuentos que dan pena.  Aspiro el perfume de tu piel, el aroma de tu sexo impregnado en la funda de tu almoada, la cual no he lavado por no perder lo único que me queda de ti.

Tratando de olvidarte, mis dedos buscan el placer del sexo. De pronto, resbalo en la pendiente enjabonada de tu indiference, caigo en la grieta de la noche, y me deslizo hacia el mismisimo infierno de Dante, donde el deseo se manifiesta sin placer.

En ese instante, invoco a la mujer con temple de acero de Gallegos, a la dama boba de Lope de Vega, a las guerrilleras de Wittig, a la fuerza incorregible de Frida, a la amante cubista de Stain,  a la ventana abierta de Virginia Wolf.  Pero la vida sin ti es un lazarillo de tormes de autor desconocido.

Tejo oceanos repletos de ti, razgando el momento, esperando el instante en que las olas de tu deceo regresen a la arena crujiente de mi cuerpo. Espero la espuma crispeante de tus labios, las corrientes de tu caricias, la humedad de tu sexo.  En esa espera inhóspita, mi vida se converte en un engendro clasico con aire post modernista, sentimiento cubista, y matiz existencialista.

Si me pintas en estos momentos, en esta soledad, soy la trinchera de Orozco, la Guernica de Picaso, la columna rota de Khalo, el tiempo derretido de Dali, la naturaleza muerta de Gris, la jungla surrealista y misteriosa de Lam.

Eres mi verdadero amor, mi Musa, mi mujer con rizos cobrizos, y ojos color ambar baltico de la Rusia.  Asi pues, soy la Poeta jadeante navegando los mares de la imposibilidad, deseando encontrarte en una isla milenaria, abotinar el buque de mi desenfreno, aferrarme a tu playa con lujuria, brindarte la candela ardiente de mi pasion, la llama ondeante de mi sexo, el destello de mi locura.

Al escribirte esta carta, decifro el codigo escondido en mis emociones, conjugo los verbos del amor, expreso el language de la esperanza, camino la cuerda floja de la inseguridad, y para ti abro los mas intimos petalos de mis entrañas.

Vivo esperandote, como quien espera la luz eterna.  Te espero en los quimicos del revelado, en el rojizo del cuarto oscuro, en el azul penetrante de nuestra recamara con vista al mar, en el abecedario de mis luces, en las encrucijadas de mi mente, como el alma desahuciada espera la luz deslumbrante del más alla.

Regresa,

Lula

 

Titulo: El Amor en Tiempos de Depresión
Genero: Novela Epistolar (Capitulo 1: El Plano de los Sueños)
Autora: Mariel Masque
Derechos Internacionales Reservados

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